Enfermedad cardiovascular

Un análisis de cinco estudios prospectivos que
incluyó más de 76.000 sujetos mostró que la muerte
por enfermedad isquémica del corazón era un 31%
menor en hombres vegetarianos en comparación con
los no vegetarianos y un 20% menor en mujeres vegetarianas
en comparación con las no vegetarianas
(154). Las tasas de muerte también fueron menores
para hombres y mujeres vegetarianos en comparación
con las de semivegetarianos, que son aquellas personas
que sólo comen pescado o que comen carne
menos de una vez a la semana. Dentro de los Adventistas
del Séptimo Día, los varones vegetarianos tuvieron
una reducción del 37% en el riesgo de desarrollar
enfermedad isquémica del corazón en comparación
con varones no vegetarianos (4). En el único estudio
que incluyó sujetos veganos, el riesgo de desarrollar
enfermedad cardiaca fue incluso menor dentro de los
Adventistas del Séptimo Día veganos que en los ovolactovegetarianos
(155).
Las menores tasas de enfermedad cardiaca en
vegetarianos se explican en parte por sus menores
niveles de colesterol sanguíneo. Una revisión de 9
estudios encontró que, en comparación con no vegetarianos,
los ovo-lacto-vegetarianos y los veganos
tenían una media de niveles de colesterol en sangre
que eran un 14% y un 35% menores, respectivamente
(156). Pese a que la menor media de IMC de los
vegetarianos podría explicar esto, Sacks y sus colegas
observaron que, incluso cuando los sujetos vegetarianos
tenían más peso que los no vegetarianos, los
vegetarianos tenían unos valores de lipoproteínas
plasmáticas marcadamente inferiores (157), y Thorogood
y sus colegas observaron que las diferencias en
los lípidos plasmáticos en vegetarianos, veganos y
carnívoros persistían incluso ajustando para el IMC
(158). Algunos estudios, aunque no todos, han mostrado
menores niveles de lipoproteínas de alta densidad
(HDL) en sujetos vegetarianos (29). Los bajos
niveles de HDL podrían ser debidos al tipo o a la cantidad
de grasa dietética o a una menor ingesta de alcohol.
Esto podría ayudar a explicar las menores diferencias
de enfermedad cardiaca entre mujeres
vegetarianas y no vegetarianas, porque el HDL podría
ser un factor de riesgo más importante que los niveles
de LDL para mujeres (159).
Los niveles medios de triglicéridos tienden a ser
similares en vegetarianos y no vegetarianos.
Hay una serie de factores en las dietas vegetarianas
que podrían afectar a los niveles de colesterol.
Pese a que los estudios muestran que la mayoría de
vegetarianos no consumen generalmente dietas bajas
en grasa, la ingesta de grasa saturada es considerablemente
más baja en vegetarianos que en no vegetarianos,
y los veganos tienen un cociente menor de
grasa saturada/insaturada en sus dietas (29). Los
vegetarianos también consumen menos colesterol
que los no vegetarianos, pese a que el rango de ingesta
varía considerablemente entre los estudios. Las dietas
veganas no tienen colesterol.
Los vegetarianos consumen entre un 50% y un
100% más de fibra que los no vegetarianos, y los
veganos tienen ingestas de fibra más altas que las de
los ovo-lacto-vegetarianos (29). La fibra soluble podría
disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular por
el hecho de reducir los niveles de colesterol sanguíneo
(160). Los pocos estudios disponibles al respecto,
sugieren que la proteína animal se asocia directamente
con mayores niveles de colesterol sérico incluso
controlando otros factores dietéticos (161).
Los ovo-lacto-vegetarianos consumen menos
proteína animal que los no vegetarianos, y los veganos
no consumen proteína animal. Las investigaciones
sugieren que el consumo de por lo menos 25 gramos
al día de proteína de soja, en lugar de proteína
animal o en adición a la dieta usual, reduce los niveles
de colesterol en personas con hipercolesterolemia
(162). La proteína de soja podría también elevar los
niveles de HDL (162). Los vegetarianos suelen consumir
más proteína de soja que el resto de la población.
Existen otros factores que podrían influir en el
riesgo de enfermedad cardiovascular independientemente
de los efectos en los niveles de colesterol.
Los vegetarianos presentan mayores ingestas de las
vitaminas antioxidantes C y E, las cuales podrían
reducir la oxidación del colesterol LDL. Las isoflavonas,
que son fitoestrógenos que se encuentran en
alimentos derivados de la soja, también podrían
tener propiedades antioxidantes (163) y de aumentar
la función endotelial y la resistencia de las arterias
(164). Pese a que existe poca información disponible
acerca de la ingesta de fitoquímicos específicos en
grupos de población, los vegetarianos parecen consumir
más fitoquímicos que los no vegetarianos
debido a que un mayor porcentaje de su energía proviene
de alimentos vegetales. Algunos fitoquímicos
podrían afectar a la formación de placa por efectos
en la señal de transducción y proliferación celular
(165) y podrían ejercer efectos antiinflamatorios
(166). Investigaciones de Taiwán observaron que los
vegetarianos tenían unas respuestas vasodilatadoras
significativamente mejores, lo cual se correlacionó
directamente con la cantidad de años siguiendo
una dieta vegetariana, sugiriendo un efecto directo
beneficioso de la dieta vegetariana sobre la función
endotelial vascular (167).
No todos los aspectos de las dietas vegetarianas
están asociados con una reducción en el riesgo de
enfermedad cardiaca. Algunos (89, 103, 168-171)
pero no todos (62,172) los estudios han encontrado
mayores niveles de homocisteína sérica en vegetarianos
en comparación con no vegetarianos. Se cree que
la homocisteína es un factor de riesgo independiente
de enfermedad cardiaca. La ingesta inadecuada de
vitamina B-12 podría ser la explicación. Las inyecciones
de vitamina B-12 bajaron los niveles de homocisteína
en vegetarianos, muchos de los cuales tenían
bajos niveles de B-12 y altos niveles de homocisteína
sérica (173). Además, una baja ingesta de ácidos grasos
n-3, y un alto cociente de ácidos grasos n-6/n-3 en
la dieta podrían elevar el riesgo de enfermedad cardiaca
en algunos vegetarianos (173).
Existen pocos estudios acerca del papel de las
dietas vegetarianas como intervención para la enfermedad
cardiaca.
Las dietas vegetarianas usadas en dichos estudios
han sido normalmente muy bajas en grasa. Debido
a que dichas dietas han sido combinadas con otros
cambios en el estilo de vida y se han producido pérdidas
de peso, no ha sido posible relacionar un efecto
directo de la adopción de una dieta vegetariana sobre
los factores de riesgo para enfermedad cardiaca o
mortalidad. Las dietas vegetarianas pueden ser planeadas
para conformar las recomendaciones estándar
para el tratamiento de hipercolesterolemia.


* Journal of THE AMERICAN DIETETIC ASSOCIATION (Junio 2003. Volumen 103. Número 6. Páginas 748-765). Texto disponible en:
http://www.eatright.org/Public/GovernmentAffairs/92_17084.cfm.
Traducción, con autorización de la Asociación Americana de Dietética (ADA), realizada por: Eduard Baladía, Julio Basulto y María
Teresa Comas. Colaboración de Raul Bescós. (Diplomados en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Barcelona CESNID).
La traducción ha sido cedida a la revista MEDICINA NATURISTA por la Unión Vegetariana Española.

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