Antioxidantes:
una respuesta natural


Por Ángel Velamazán Gómez
Biólogo

RESUMEN:
Los daños que a nivel celular provoca el stress oxidativo, por medio de los radicales libres, tienen consecuencias acumulativas para el buen funcionamiento del organismo. Sin embargo, éste dispone de una serie de defensas estructurales, fundamentalmente de tipo enzimático (como por ejemplo, la superóxido dismutasa), ante la agresión. Además, podemos reforzar dichas defensas con el aporte de determinados nutrientes, con un efecto antioxidante demostrado (especialmente las frutas y verduras, ricas en vitamina C). Igualmente, un determinado estilo de vida, en el que se incluye la actividad física,
permite reforzar las propias defensas estructurales. Sin embargo no está demostrado, por el momento, los beneficios para la salud de los complementos dietéticos antioxidantes.
Palabras clave: Radicales libres, stress oxidativo, antioxidantes, complementos dietéticos, Vitamina C, Vitamina E, beta caroteno, ejercicios de baja intensidad.

ABSTRACT:
The damages at a cellular level provoke oxidative stress, by means of the free radicals, and have cumulative consequences
for good operation of the organism. Nevertheless, this has a series of structural defenses, fundamentally
an enzymatic type (like for example, the superoxide dismutase), before the aggression. In addition, we can
reinforce these defenses with the contribution of certain nutrients, with a demonstrated antioxidant effect (especially
the vitamin fruits and vegetables, rich in C). Also, a certain lifestyle, in which physical activity is included,
allows to reinforce the structural defenses. Nevertheless it is not demonstrated, at the moment, the benefits for
the health of the antioxidant dietetic complements.
Key Words: Free radicals, oxidative stress, antioxidants, dietetic complements, Vitamin C, Vitamin E, beta carotene, exercises of low
intensity.
(Traducción al inglés: Richard Estep)

ANTIOXIDANTES ENDÓGENOS
Y EXÓGENOS.
Algunos mecanismos defensivos del organismo
permiten limitar la acción oxidante y los daños posteriores.
Entre ellos cabe destacar la acción desarrollada
por enzimas como la superóxidodismutasa, descubierta
por Cord y Friedovich, en 1968, cuya acción
consiste en neutralizar el radical peróxido, la catalasa,
la glutation-peroxidasa o la glutation-transferasa,
que inactiva los mutágenos electrofílicos incluyendo
los aldehídos derivados de la peroxidación de los lípidos1.
También existen defensas estructurales tales como
la eliminación de los enzimas generadores de H2O2 en
los peroxisomas y la quelación de sales de hierro y
cobre en transferrina y ferritina o ceruloplasmina.
Una vez que ya se ha oxidado el ADN, es reparado
por una serie de glicosilasas específicas para las
bases que han sido oxidadas, siendo eliminadas las
lesiones y la mutación reducida al mínimo. Las proteínas
oxidadas son degradadas por las proteasas y los
hidroperóxidos lipídicos son destruidos por la glutatión
peroxidasa. Estas defensas parecen ser inducibles en
función del daño generado (se ha demostrado su
aumento ante ciertos niveles de radiación).
Pero además de las defensas internas, cada
vez parece más claro el papel protector que desempeña
el consumo de una dieta antioxidante, siendo el
principal aporte el suministrado por las frutas y verduras,
ya que existen numerosos estudios que relacionan
su consumo con una reducción de las enfermedades
degenerativas, como se muestra en el
cuadro.
La parte de la población con una dieta baja en
frutas y verduras presenta el doble de tasa de incidencia
de la mayor parte de cánceres si se compara
con la que presenta una elevada ingesta. Sin embargo,
en los que el tumor tiene una influencia hormonal,
el efecto protector es menor.
También existen estudios que demuestran protección
en las enfermedades cardiovasculares como
se ha demostrado comparando poblaciones europeas
en las que el consumo de frutas y verduras era muy
distinto (es el caso de Escocia y Grecia).
Proporción de
Tipo de Cáncer estudios en los que
se muestra protección
EPITELIAL
Pulmón 24/25
Oral 9/9
Laríngeo 4/4
Esófago 15/16
Estómago 17/19
Páncreas 9/11
Cérvix 7/8
Colorectal 20/35
DEPENDIENTE DE HORMONAS
Cerebro 8/14
Ovario/endometrio 3/4
Próstata 4/14
EN TOTAL 120/159
Protección de las frutas y verduras contra el cáncer.
(Block et al. Nutr.Cancer, 18. 1-29. 1992)
La pregunta surge cuando nos preguntamos dónde
reside el papel protector de las frutas y verduras, si
bien existen fuertes argumentos que apoyan a los
antioxidantes que poseen como los agentes responsables,
entre los que cabe destacar:
• Los datos bioquímicos demuestran el daño oxidativo
al ADN, a las proteínas y a los lípidos,
como se ha comentado anteriormente.
• El daño ocasionado al ADN espermático se
incrementa con una dieta pobre en Vitamina C.
• Los estudios epidemiológicos muestran una
sugerente protección a aquellos pacientes de
cáncer y problemas cardiovasculares que
toman suplementos antioxidantes.
• Algunos estudios sobre los mecanismos propuestos
para enfermedades concretas como se
verá posteriormente.
Del conjunto de moléculas contenidas en las frutas
y verduras, cada vez parece más claro que el
auténtico efecto protector lo llevan a cabo: la Vitamina
C (o ácido ascórbico), la Vitamina E (o tocoferol) y el
beta-caroteno.
A continuación pasaremos a revisar algunas propuestas
de protección de los antioxidantes ante determinadas
enfermedades.
Antioxidantes y cáncer
Un factor crítico que determina la tasa de mutación
es la división celular y algunos agentes como las
infecciones crónicas, altos niveles de ciertas hormonas
y de productos químicos, dan como resultado un
incremento en las divisiones celulares y por lo tanto,
en el riesgo de cáncer. En este sentido, los oxidantes
forman una clase de agentes que estimulan la división
celular.
Los antioxidantes pueden disminuir la tasa de
mutación, y por ello la carcinogénesis, por dos vías,
según D. Boscoboinik y otros autores:
• Por la disminución de los daños oxidativos ocasionados
al ADN.
• Por la disminución de la tasa de divisiones celulares.
Estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto
por lo general la relación existente entre el nivel
antioxidante y el desarrollo de cáncer de pulmón inducido
por el tabaco, demostrándose un papel protector
de los antioxidantes (Vitamina C) por medio de la inhibición
del proceso de la nitrosación producida por el
NO, y que es liberado en grandes cantidades en los
procesos inflamatorios.

Antioxidantes y enfermedades
cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares se asocian
con bajos niveles en plasma de Vitamina C, Vitamina
E y beta-caroteno, relacionándose con el mecanismo
por el cual se desarrolla la placa aterogénica ya que la
Apo B de las LDL es modificada por los agentes oxidantes
siendo reconocida por los macrófagos y posteriormente,
dando lugar a las células espumosas.
Posiblemente los agentes antioxidantes interfieran
en la alteración de las LDL y su posterior procesamiento
por los macrófagos según se ha puesto de
manifiesto en estudios bioquímicos y con animales
(R.Stocker y otros autores).
Antioxidantes y el sistema inmune
Con la edad y en condiciones de oxidación se ha
observado como los linfocitos T, los B, las células NK
y ciertas linfocinas resultan disminuidas. Estos efectos
pueden ser compensados en parte mediante suplementos
antioxidantes en la dieta.
Estudios “in vitro” realizados por S.Gregory, han
demostrado que tanto los leucocitos polimorfonucleares
y los macrófagos pueden inhibir la proliferación
de ciertas subpoblaciones de linfocitos por
medio de la liberación de subproductos del oxígeno y
del NO. Pero precisamente en condiciones de inflamaciones
crónicas éste es el proceso que habitualmente
tiene lugar por lo que la función linfocitaria
queda comprometida. Estos acontecimientos se han
podido revertir parcialmente por medio de la catalasa,
o por la N-monometil-L-arginina que funciona
como un inhibidor de la síntesis de NO, lo que indica
el origen oxidativo de esta deficiencia.
En otras investigaciones, la restricción calórica
en roedores (recordemos la experiencia de McKay
—nº 4 de MEDICINA NATURISTA—), además de
aumentar la vida media, también mejora la respuesta
de los linfocitos, posiblemente porque se retarda el
proceso de involución del timo.
Antioxidantes y cataratas
Una de las operaciones más frecuentes en los
países occidentales como son las de cataratas parecen
tener una etiología oxidativa tal y como ha informado
A.Taylor, pudiendo ser prevenidas en humanos
por una dieta antioxidante. Los estudios epidemiológicos
han demostrado el efecto beneficioso del ácido
ascórbico, el tocoferol y los beta-carotenos, ya que
aquellas personas que tomaban suplementos dietéticos
de estos antioxidantes presentaban la tercera parte
de riesgo en el desarrollo de la patología.
Su origen oxidativo parece quedar demostrado al
estudiar el incremento de sulfóxido de metionina en
las proteínas oculares con la edad, encontrándose en
las cataratas humanas por encima del 60%. De hecho,
en ratones recién nacidos a los que se les ha eliminado
el glutatión, responsable antioxidante de los restos
sulfurados, se generan cataratas prematuras.
Parece claro que la mejor estrategia preventiva
consiste en una dieta antioxidante y en la reducción
del consumo de tabaco.
Antioxidantes y disfunciones cerebrales
Los estudios bioquímicos realizados sobre estas
patologías indican que tienen un importante componente
oxidante, mientras que los epidemiológicos
muestran un efecto protector de frutas y verduras o de
complementos dietéticos antioxidantes en algunas
patologías que incluyen la isquemia cerebral, la enfermedad
de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica.
Su origen oxidativo se pone de manifiesto en los episodios
isquémicos donde se libera hierro que actúa
como catalizador en las reacciones formadoras de
radicales oxigenados, aunque la mayor evidencia se
observa en la estrecha relación existente entre la
esclerosis lateral amiotrófica y las mutaciones observadas
en el gen para la superóxido dismutasa, lo que
sugiere que estos radicales son los responsables de la
degeneración selectiva de las neuronas motoras que
son las afectadas en esta enfermedad.
El agente causal parece demostrado que es el
peroxinitrito, un potente oxidante que juega un importante
papel en los daños neurológicos que siguen a la
isquemia y a la reperfusión en los accidentes cerebrovasculares.
Por otro lado, una sobreproducción de
superóxido dismutasa en ratones transgénicos ha
puesto de manifiesto su carácter protector.
Estress oxidativo y defectos
de nacimiento
C. Fraga y sus colaboradores pusieron de manifiesto
que las lesiones oxidativas en el ADN espermático
se incrementan un 250% cuando los niveles de
ácido ascórbico en la dieta son insuficientes para
mantener las concentraciones adecuadas de Vitamina
C en el fluido espermático. Una de las causas que provocan esta disminución puede ser humo contenido en
el cigarrillo ya que reduce los antioxidantes plasmáticos.
También se ha demostrado que tanto el número
de espermatozoides como su motilidad guardan una
relación directa con la dosis y duración de los cigarrillos.
Por lo tanto se considera actualmente que un
fumador debe de tomar entre 2-3 veces más ácido
ascórbico que un no fumador.
La importancia de estos hallazgos consiste en
que se incrementa la tasa de mutación, además de en
las células somáticas, en la línea germinal paterna, lo
que contribuye a la aparición de defectos de nacimiento
en su descendencia (J.F.Crow).
Nivel óptimo de antioxidantes
En Estados Unidos se recomienda tomar diariamente
dos piezas de frutas y tres raciones de vegetales,
aunque existe una corriente que opina que puesto
que los suplementos (en forma de tabletas) de
Vitaminas C y E, y beta-caroteno son económicos y no
producen efectos tóxicos, son recomendables además
de una dieta adecuada. Sin embargo, en una revisión
reciente de la British Nutrition Foundation (2002), se
recomienda dirigir los estudios hacia el papel que
desempeñan los alimentos protectores más que los
suplementos vitamínicos ya que no parece clara la
relación entre la protección y un nutritente en particular.
Es más, en algunos casos el complemento con
beta caroteno, ha resultado ser perjudicial para los
fumadores. Ciertamente no existen suficientes estudios
epidemiológicos sobre la cuestión.
Lo que sí parece claro es que las frutas y verduras,
además de los propios antioxidantes descritos,
contienen otros micronutrientes que pueden prevenir
las mutaciones. Así por ejemplo, el ácido fólico es
necesario para la síntesis de nucleótidos en el ADN, y
una ingesta inadecuada pude causar roturas cromosómicas
y un incremento de cáncer y defectos de
nacimiento, así como constituir un factor de riesgo
para el infarto de miocardio.
En cuanto a las cantidades recomendadas, 60
mgr./día de ácido ascórbico, por ejemplo, no debe
confundirse evitar entrar en una deficiencia, con presentar
un efecto protector, que deberían orientarse a
mantener unos niveles adecuados de antioxidantes en
el plasma. Por otro lado, tal y como se ha comentado
anteriormente, las condiciones particulares de cada
persona requieren unas dosis de ingesta diferentes:
es el caso de los fumadores o de aquellas personas
que han sufrido un proceso infeccioso o inflamatorio
en cuyo caso las cantidades deben incrementarse. En
estos momentos, parece importante definir las cantidades
necesarias para mantener lo que podriamos llamar
un “status antioxidante” en sangre, y aunque los
datos no son ni definitivos ni están suficientemente
apoyados por estudios epidemiológicos, en el siguiente
apartado propondré un “plan de actuación antioxidante”.
Lo que sí parece confirmarse es que:
• En algunos países occidentales (datos de
EEUU) sólo el 9% de la población ingiere las
cinco piezas de fruta y verdura recomendadas.
• Hay que diferenciar lo que son cantidades mínimas
recomendadas de lo que son cantidades
con efecto protector.
• Los contenidos íntegros de los vegetales son
superiores a los aportados por los suplementos
sintéticos dada la composición natural que
aporta sustancias e interacciones entre las mismas
todavía no conocidas pero sí comprobadas.
UNA PROPUESTA DE ACTUACION
Algunos antecedentes
Son abundantes, aunque a veces contradictorios
y desde luego no definitivos, los estudios realizados
sobre las ventajas de los antioxidantes como defensores
ante numerosas patologías. Destacaré a continuación
algunos de los que considero más significativos.
Estudios chinos
Científicos chinos y americanos estudiaron el
efecto de complementos de vitaminas y minerales
sobre una población de 30.000 hombres y mujeres de
la provincia de Henan, en el norte de China, donde se
registra uno de los índices de mortalidad más altos del
mundo.
Los resultados publicados en 1993 en The Journal
of the National Cancer Institute indican que entre
los que tomaron los complementos vitamínicos el índice
de mortalidad por cáncer se redujo un 13% y el de
otras enfermedades un 9%. Los más beneficiados fueron
los que tomaron beta-caroteno, Vitamina C y Vitamina
E. Por otro lado, las muertes por cáncer de estómago
y estómago disminuyeron un 21% y un 4%,
respectivamente, en las personas que tomaban complementos
de beta-caroteno.
Estudios canadienses
Los resultados publicados en Lancet, mostraron
que se les había suministrado a una población de personas
mayores pequeñas dosis de Vitamina E, betacaroteno
y otras vitaminas durante un año. Comparada
frente a una población control a la que se le había
suministrado píldoras placebo, los que tomaron complementos
sufrieron la mitad de catarros, gripes y
otras enfermedades infecciosas. Por otro lado, los que
sufrieron procesos víricos se recuperaron en la mitad
de tiempo.
Estudios escoceses
El Scottish Heart Health Study, realizó entre los
años 1989 y 1991 un estudio con pacientes entre 40 y
59 años de toda Escocia. Los hombres que no sufrían
enfermedades cardiacas y tomaban dosis altas de
beta-caroteno, vitaminas C y E y fibra, presentaron un
riesgo mucho menor de desarrollar trastornos cardiacos
que los que tomaban cantidades pequeñas. La
protección es especialmente significativa en hombres.
Estudios norteamericanos
Para la Harvard Medical School y la Harvard
School of Public Health, según un informe publicado
en 1993, los complementos de Vitamina E en mujeres
de mediana edad se asocian con la disminución de
riesgo de enfermedades coronarias.
Seleccionadas más de 87.000 enfermeras entre
34 y 59 años, con diagnóstico negativo de cáncer y de
enfermedades cardiovasculares, al cabo de ocho años
de seguimiento, se puso de manifiesto que las que
tomaban complementos de Vitamina E tenían un riesgo
mucho menor de sufrir enfermedades coronarias
frente a aquéllas que no lo hacían. La mayor protección
la presentaban aquéllas que tomaban 100 UI diarias
de Vitamina E. (M.J. Stampfer, 1993. New
England Journal of Medicine). Estudios similares de
protección se publicaron en el mismo número para los
hombres, con las mismas dosis de Vitamina E.
Estudios finlandeses
El estudio realizado en 1992, con hombres y
mujeres entre 40 y 83 años, y publicado en 1993 en
Mayo Clinic Health Letter, puso de manifiesto que el
riesgo de desarrollar cataratas está asociado con niveles
bajos de Vitamina E y beta-caroteno. Esto confirma
los mecanismos según los cuales las cataratas se
desarrollan en parte por la oxidación de las proteínas
en el cristalino del ojo.
Los resultados del 3.º Congreso
Inernacional de Nutrición Vegetariana
En el Tercer Congreso Internacional de Nutrición
Vegetariana, cuyos resultados se publicaron en el
suplemento de 1999 de The American Journal of Clinical
Nutrition se dieron a conocer algunos estudios que
prueban los efectos antioxidantes de los vegetales,
proponiéndose algunos mecanismos de acción. Considero
de interés incluir algunos de los resultados
obtenidos en las investigaciones más recientes y que
complementan y apoyan las propuestas realizadas a
lo largo del trabajo (8).
Resultados con vitamina E y Beta-Caroteno
La capacidad antioxidante de los constituyentes
de las hortalizas y de las frutas ha sido documentada
en algunos estudios de intervención en humanos, sin
embargo, muchos de los trabajos se han dirigido hacia
efectos detectables en muestras sanguíneas. Diez
semanas administrando 280 mg. de alfa-tocoferol acetato/
día, comparado con el placebo, reduce la susceptibilidad
de los eritrocitos a la peroxidación de los lípidos
inducida por el hidrógeno peróxido y disminuye la
concentración plasmática de lípidos peróxidos, sustancias
ácidas tiobarbitúrico reactivas (TBARS) y dienos
conjugados tanto en fumadores como en no fumadores.
Un ensayo aleatorio controlado a doble ciego,
con 20 mg. de beta-caroteno frente a placebo durante
4 semanas mostraba una significativa reducción en la
eliminación de pentano por la respiración así como
una tendencia hacia la bajada de etano respiratorio
con el suplemento de caroteno en los fumadores; este
efecto no se observaba en los no fumadores.
Resultados con los flavonoides
El efecto antioxidante de otras sustancias de
plantas, tales como los flavonoides, que son incluso
antioxidantes más potentes que las vitaminas C y E,
no han sido estudiados cuidadosamente en humanos.
En un estudio se ha comprobado el efecto del suplemento
de un extracto de hortalizas y frutas durante 4
semanas, incluyendo una fuente de flavonoides, en la
concentración de lípidos peroxidados. El suplemento
incluía extracto seco de zumo de hortalizas, zanahorias,
perejil, remolacha, brécol, col, repollo, espinacas
y tomates, y extracto de zumo de frutas de manzanas,
naranja, piña, papayas, arándanos, y melocotones. La
concentración plasmática de peróxido lipídico en 15
sujetos observados disminuyó de 16.85 a 3.13 micromoles/
l. en la primera semana y se mantuvo en este
rango en las tres semanas restantes de tratamiento.
Resultados con el ajo
Una variedad de compuestos con azufre y precursores
del ajo también tienen efectos antioxidantes.
En un estudio cruzado aleatorio placebo-control, a
doble ciego llevado acabo en 10 voluntarios sanos,
con un suplemento de 600 mg.de polvo de ajo/día,
durante dos semanas, se observó una reducción de
un 34% en la susceptibilidad de la Apo B, frente a la
oxidación.
Resultados frente al nitrógeno
Algunos de los mismos factores que contribuyen
al daño oxidativo y a la producción de especies oxígeno
reactivas, también pueden conducir a la producción
de especies reactivas con el nitrógeno. Un amplio grupo
de compuestos que contienen nitrógeno y agentes
nitrificantes a los que los humanos son expuestos
pueden reaccionar “in vivo” formando compuestos
potencialmente carcinogénicos como los N-nitroso, Cnitroso
y diazo-reactivos. Los agentes nitrificantes
pueden también sintetizarse endógenamente por bacterias
y macrófagos activados.
El ácido ascórbico, el alfa-tocoferol, los polifenoles
y extractos de frutas y hortalizas inhiben la formación
de compuestos N-nitrosos por la destrucción de
los agentes nitrificantes. La nitrificación en humanos
puede ser estimada cuantitativamente por monitorización
de la excreción urinaria de la N-nitrosoprolina
(NPRO, un compuesto N-nitroso no carcinogénico ). El
suplemento de ácido ascórbico y la toma de alimentos
ricos en ácido ascórbico en una dieta experimental
controlada ha mostrado la capacidad para inhibir la
formación endógena de compuestos N-nitrosos en
humanos. De forma similar, en un estudio de dieta
controlada realizado en China, dosis de 60 ml de
zumo de fruta (Actinidia chinensis –Kiwi–, Rosa roxburghii
tract –Cili–, Rosa laevigata y Phylantus emblica),
administrada durante dos días redujo la media de
excreción de NPRO en torno a un 70%; un suplemento
de 75 mg. de ácido ascórbico redujo la excreción de
NPRO en un 44%. Sin embargo, 300 ml de zumo de
hortaliza procesados con esterilización a alta temperatura
incrementaba la excreción de NPRO en un
56%. Los autores proponen que la destrucción del ácido
ascórbico y otros antioxidantes y la producción de
nitrito que ocurre durante el procesado y almacenamiento
puede explicar estos resultados, y propone que
el consumo de hortalizas frescas, mejor que las enlatadas,
debe disminuir la nitrificación.
Resultados ante los daños al ADN
El efecto del suplemento de beta-caroteno y del
ácido ascórbico en la frecuencia de los linfocitos con
micronúcleos como indicador de daños cromosómicos
también se ha examinado en voluntarios sanos. Los
linfocitos cultivados tras una irradiación con una dosis
baja de rayos X “in vitro”, contenían una baja cantidad
de micronúcleos inducidos por rayos X en el grupo tratado
con beta-caroteno, pero no en el grupo tratado
con ácido ascórbico, en comparación con el grupo placebo.
En otro estudio, zumo de zanahoria y tomate
(330 ml./día), y polvo de espinaca (10 grs./día), añadidos
por separado durante dos semanas a una dieta
baja en carotenoides disminuía los fragmentos rotos de
ADN en linfocitos en 223 hombres sanos. El zumo de
zanahoria también reducía la oxidación basal del ADN.
El efecto directo de la dieta en la formación de
ADN alterado se ha comprobado con el uso de suplemento
de ajo. Hageman et al. examinaron el efecto del
consumo de ajo en la producción “ex vivo” de productos
alterados por el benzopireno en linfocitos. En un
estudio piloto no aleatorio con 9 hombres, se aislaron
linfocitos sanguíneos de los participantes que habían
consumido ajo (3 g.de ajo/día durante 8 días) que
desarrollaron pocos productos alterados cuando eran
incubados con benzopireno. Una ensalada de calabaza
y yogur era el vehículo utilizado para suministrar el
ajo. Curiosamente, el consumo de ensalada sola (control)
también daba como resultado una significativa
reducción de los fragmentos de ADN dañados por el
benzopireno (aunque no de forma tan marcada como
con el ajo). También había una disminiución en el ADN
oxidado medido por la 8-oxo-desoxiguanosina, por
medio del consumo de ensalada sola que no se reducía
posteriormente con el consumo del ajo, sugiriendo
que algún componente del vehículo utilizado en el
control también tiene efecto protector.
Una mayor excreción de 8-oxodesoxiguanosina
urinaria en los fumadores en comparación con los no
fumadores de edades similares sugiere que constituye
un marcador, por sí mismo, del stress oxidativo
dentro de un grupo definido. En un estudio con 5
mujeres y 5 hombres suplementados en la alimentación
con 300 g. de coles de Bruselas la excreción de
8-oxodesoxiguanosina urinaria disminuía en 4 de los
hombres pero sólo en 2 mujeres. El estudio era
demasiado pequeño para sacar conclusiones sobre la
diferencia sexual a la respuesta ante los vegetales de
la familia de crucíferas; concluir si en las mujeres no
se observan los mismos efectos beneficiosos que en
los hombres debería ser el resultado de un estudio
más numeroso.
El plan de actuación
Un plan de actuación coherente debería incluir
los siguientes aspectos:
• Ejercicios de baja intensidad. Permitirán disminuir
la generación de radicales libres por parte
del organismo y potenciar los antioxidantes
endógenos.
• Cóctel antioxidante. Basado fundamentalmente
en aportes extras de los tres principales
antioxidantes: Vitamina C, Vitamina E y betacaroteno.
Las dosis deberán ajustarse a las
necesidades individuales.
• Conservar los antioxidantes de los alimentos.
Ha de tenerse en cuenta que el beta-caroteno
contenido en los vegetales verdes se reduce
un 15-20% tras la cocción, y el de los
amarillos entre un 30-35%.
• Eliminación de radicales libres ambientales.
Los mayores aportes ambientales provienen de
las radiaciones, de los campos electromagnéticos
y de la contaminación atmosférica.
Quisiera referirme especialmente a los dos primeros
aspectos, puesto que en principio son aquéllos
en los que con un pequeños esfuerzo, más fácilmente
se puede intervenir.
Ejercicios de baja intensidad
Quisiera en este apartado aportar los resultados
de un interesante estudio realizado en 1989 por
S. Blair y publicado en el Journal of the American
Medical Association, según el cual caminar tres kilómetros
en media hora tres veces por semana es casi
tan beneficioso como correr tres o más kilómetros
varios días a la semana, si lo que se pretende es
reducir los riesgos para cualquier enfermedad.
En este estudio participaron unos 13.400 hombres
y mujeres que fueron controlados durante cuatro
años valorando en este tiempo el estilo de vida que llevaban
para posteriormente agruparlos en cinco categorías
según los resultados de diferentes pruebas de
resistencia a las que fueron sometidos (teniendo en
cuenta sexo y edad). A partir de este momento se les
siguió controlando durante ocho años para observar su
estado de salud, y las posibles causas de muerte. Se
observaron diferencias entre el quinto grupo (el más
sedentario) con un 65% más de índice de mortalidad
por enfermedades cardiacas, cáncer, diabetes y apoplejía
que el primero (el más activo). Pero las diferencias
más espectaculares fueron entre el quinto y el
cuarto, donde se incluían hombres que realizaban ejercicios
moderados: un 55% de tasa de mortalidad superior.
Las diferencias con las mujeres eran similares
pero no tan marcadas. Es decir, los mayores beneficios
para la salud se obtienen al pasar de la inactividad total
al nivel de ejercicios moderados de baja intensidad.
La causa puede encontrarse en que se refuerzan
los mecanismos endógenos para la eliminación de los
radicales oxidantes, a la vez que éstos son procesados
de forma natural, mientras que en un ejercicio
extenuante se produce el fenómeno de perfusión del
que ya se habló en el nº 4 de MEDICINA NATURISTA.
Cóctel antioxidante
A la fecha de hoy parece mucho más recomendable
aportar el cóctel por la vía de los alimentos íntegros
puesto que los estudios con complementos sintéticos
parecen contradictorios o insuficientes, sobre
todo referidos a una población sana.
En la siguiente tabla, se comparan las dosis recomendadas
en los tratamientos antioxidantes y por las
autoridades sanitarias comprobándose que existe una
diferencia considerable.
Todo lo que se ha comentado hasta aquí, debe
incluirse dentro de un proceso natural de desgaste
como es el envejecimiento, por lo que las recomendaciones
o sugerencias descritas deberían ponerse en
marcha de por vida y no como una moda temporal. Ya
hace más de 40 años, D.Harman, formuló en el Journal
of Gerontology que los cambios degenerativos asociados
con el envejecimiento pueden estar originados
por una acumulación de radicales libres, y en 1993 Li
Li Ji publicó en Medicine and Science in Sports and
Medicine los resultados de un estudio sobre la producción
de enzimas en un grupo de animales a medida
que envejecía, comprobándose cómo los sistemas
antioxidantes están sometidos a graves alteraciones
como resultado de la tensión oxidativa. Pero sí que hay
factores que se pueden controlar como agresores
externos, pudiendo incluirse como más significativos:
• El humo del tabaco.
• La contaminación atmosférica.
• Las inflamaciones.
• Las radiaciones
• Los rayos ultravioleta.


ÁNGEL VELAMAZÁN GÓMEZ. Antioxidantes: una respuesta natural
428 MEDICINA NATURISTA, 2005; N.º 8: 421-428

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Fuente: Revista Medicina Naturista 2005; N.º 8: 421-428


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