ORIGENES DE LA NATUROPATIA
Poco fundamentalmente nuevo hay bajo el sol, a pesar de las
pretensiones de muchos cientistas modernos. No podemos negar
los progresos técnicos y mecánicos, pero en materia de salud del
ser humano, es evidente que subsisten, en las sociedades humanas
civilizadas, desde hace más de 2.000 años, males muy similares,
hasta agravados en muchos aspectos. Si esto es así, es también
lógico que subsisten análogos remedios para combatirlos.
Sorprende a algunos colegas que recordemos a menudo a
Pitágoras (hasta hemos traducido “LOS VERSOS AUREOS” de los
Pitagóricos, publicándolos en “EL ARTE DE BIEN VIVIR”) y a
HlPOCRATES, de cuyos “AFORISMOS” hemos extractado pasajes
que prueban la existencia de una anticipación de por lo menos 24
siglos a teorías que muchos tienen por contemporáneas. Reproduciremos
aquí algunos de tales (“AFORISMOS”: “Ciertos médicos
antiguos —decía Hipócrates— dividieron las enfermedades en
varias categorías, de las que hicieron muchas divisiones... Pero
observamos que lo importante no es tanto de darles un nombre,
como de representarse que hay entre todas las enfermedades una
verdadera UNIDAD, aún cuando llevan un nombre diferente”. Pero
2.400 años después, el alemán Luis Khune presenta como un descubrimiento,
en su “NUEVA CIENCIA DE CURAR”, la UNIDAD DE
LAS ENFERMEDADES...
Y el mismo Hipócrates se preguntaba luego: “¿En qué consiste
esa causa única?” a lo que contestaba: “Cuando se produce
una imperfección en nuestros humores, el cuerpo se calienta y se
hacen en ciertas partes “depósitos”, que producen dolores y grandes
calores. El fuego encendido en todo el cuerpo produce la fiebre”.
Observamos que Khune llegó a idéntica observación sobre
la que cimentó su teoría de los “depósitos” y “recargos” de sustancias
extrañas, que pretendió diagnosticar por la “Expresión del
Rostro”. Otro autor naturista emitió en sus obras una teoría que
denominó “doctrina térmica”, que parece inspirada en la misma
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idea de Hipócrates, aclarando éste, sin embargo que “Cuando un
humor se corrompe y se extiende a otra parte, lleva allí la enfermedad,
a menos que sea purgado el organismo de la misma”. Y agregaba:
“Toda enfermedad es una crisis de purificación humoral, de
limpieza orgánica de eliminación tóxica”.
Pero aclaraba Hipócrates todavía: “Toda enfermedad se cura
con alguna evacuación, por la boca, por la vejiga, el intestino, o
algún otro emuntorio. El sudor (la piel) es uno de los principales, y
común a todos los males”
Es notorio que todos los hidrópatas y naturistas, desde el
siglo pasado, fundamentaron sus métodos en principios similares.
Lo dicho no significa de parte del autor una crítica, pues, si durante
veinte siglos fuero olvidados estos principios, hay que felicitar
a los autores modernos de haberlos vuelto a descubrir.
Pero la doctrina hipocrática era notable por su amplitud: “Los
síntomas —decía— son defensas naturales. Cuántas veces parecen
enfermedades, siendo sólo la curación natural de las mismas”.
Pero seguía adjudicando “la mayor parte de los males humanos
a quienes cometen errores en su manera de vivir”. Y agregaba:
“El mal régimen consiste en que se de al cuerpo más alimentos de
los que puede soportar sin hacer ejercicios que operen una combustión
proporcionada a la abundancia de comida, o bien porque
se usan manjares demasiado variados y diferentes, que se hacen
la guerra en el cuerpo, digeriéndose uno antes que el otro”.
Como se ve, había intuído Hipócrates la “INCOMPATIBILIDAD
DE LOS ALIMENTOS” que Naturistas e Higienistas volvimos a
comprobar. Pero Hipócrates se había adelantado todavía en otros
aspectos: “Hay en la economía —decía— un sólo objeto, un sólo
esfuerzo, en el que participa todo el cuerpo; es una simpatía universal.
Cada parte está subordinada a todo el cuerpo ~ todo el
cuerpo lo es también a cada parte”. Como se ve, el pensamiento
atribuido al gran fisiólogo español LETAMENDI: “El cuerpo, es un
solo órgano, la vida una sola función”, lo mismo que el pensamiento
expresado por Pi y Suñer en “LA UNIDAD FUNCIONAL”
habían sido ya expresadas claramente por Hipócrates.
Pero nuestra misma pretensión de conservar y de recuperar
la salud, por medios exclusivamente naturales había sido ya afirmada
categóricamente por Hipócrates, al decir: “Es la natura meGU
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dicatriz la que proteje, inmuniza y cura” agregando que “Lo que
mantiene la salud, cura la enfermedad”. Y aún la importancia
dominante que atribuimos a la dieta fue expresada en su famoso
aforismo: “QUE TU ALIMENTO SEA TU MEDICINA, QUE TU UNICA
MEDICINA SEA TU ALIMENTO”.
Profesor Doctor Juan esteve Dulin 1976