Traducido del inglés: martes, 10 de julio, 2007
NUEVA YORK (Reuters Health) - La dieta favorecería las diferencias étnicas observadas en el cáncer de mama y próstata en Estados Unidos, afirman científicos.
Por motivos que se desconocen, los hombres afroamericanos son más propensos que los blancos a desarrollar y morir por cáncer de próstata.
En cambio, las mujeres afroamericanas no registran tasas más altas de cáncer de mama que las mujeres blancas, aunque sobreviven menos.
Aunque muchos factores pueden influir en estas diferencias, la evidencia cada vez mayor indica que la dieta tendría un papel importante, escribe un equipo de investigadores estadounidenses en Ethnicity & Disease.
Gran parte de la población en Estados Unidos disfruta de alimentos procesados, ricos en grasa o en azúcar, en lugar de granos integrales ricos en fibra, frutas frescas, vegetales y otras comidas más saludables. Pero las minorías son particularmente propensas a consumir una dieta nutricionalmente pobre o tener sobrepeso u obesidad.
En el nuevo estudio, los doctores Hope Ferdowsian y Neal Barnard detallan el cuerpo de evidencia que sugiere que la dieta occidental favorece la aparición y el avance del cáncer de mama y de próstata.
Ferdowsian y Barnard integran una organización con sede en la ciudad de Washington llamada Physicians Committee for Responsible Medicine, que se dedica la investigación y promueve la dieta vegetariana.
Un estudio citado por los investigadores incluyó a más de 2400 mujeres con cáncer de mama. Aquellas que realizaron una dieta pobre en grasa fueron un cuarto menos propensas a sufrir recurrencia tumoral que las mujeres que siguieron con su dieta habitual.
Otro estudio halló que las sobrevivientes de cáncer de mama a las que se les indicó una dieta pobre en gras y rica en fibra, frutas y vegetales mostraron una reducción del nivel de estrógeno en la sangre. En cambio, ese nivel hormonal aumentó en las mujeres que mantuvieron sus hábitos alimentarios.
Estos resultados promueven la teoría de que la dieta vegetariana ayudaría a prevenir el cáncer de mama o, al menos, demorar su avance, al reducir los niveles de estrógeno en las pacientes, indican Ferdowsian y Barnard. Gran cantidad de tumores mamarios necesitan del estrógeno para crecer.
Asimismo, mencionan los autores, la evidencia sugiere que existirían diferencias étnicas en los niveles promedio de estrógeno: son relativamente más altos entre las afroamericanas que entre las mujeres blancas.
Ferdowsian y Barnard sostienen también que la dieta permitiría explicar las diferencias étnicas en el cáncer de próstata, otra enfermedad en la que participan las hormonas. Algunos estudios, por ejemplo, relacionaron el alto consumo de productos lácteos con un mayor riesgo de cáncer de próstata.
Por otro lado, existe evidencia de que una dieta vegetariana con bajo nivel de grasa, es decir, sin productos de origen animal, incluidos los productos lácteos, prolongaría la sobrevida de los pacientes con cáncer de próstata.
"Las disparidades étnicas son especialmente evidentes en el cáncer de mama y de próstata, dos enfermedades malignas en las que influyen las hormonas sexuales del organismo", declaró Ferdowsian.
"Cada vez más estudios confirman que una dieta vegetariana pobre en grasa y rica en fibra puede modificar las concentraciones hormonales en el cuerpo, lo que minimiza su papel en el crecimiento tumoral", dijo.
Además de su potencial efecto sobre las hormonas, los autores destacan que ese tipo de dieta favorecería la acumulación de nutrientes que pueden luchar contra el cáncer.
Pero, advierten, se necesitan más estudios para explicar el efecto de la alimentación sobre el cáncer y poder mejorar la alimentación de los estadounidenses.
"Los grupos a los que el cáncer de mama y próstata afectan desproporcionadamente serán los que más se beneficien a medida que se conozca más información sobre los efectos de una dieta saludable", finalizó Ferdowsian.
FUENTE: Ethnicity & Disease, julio del 2007